Vivir sin sentir dolor: la dura realidad de la insensibilidad congénita al dolor
Personas que padecen insensibilidad congénita al dolor (CIP) no perciben lesiones, lo que las expone a quemaduras, fracturas y complicaciones graves. Con una prevalencia de alrededor de una en 25 millones, la condición obliga a una vida de vigilancia constante, adaptaciones médicas y apoyo familiar para evitar lesiones ocultas.